top of page

Sobrepeso, otra pandemia.

Leona Guerrero 

A partir de que se desato el virus del Covid-19 los diferentes gobiernos tomaron acciones para proteger a la población. En el caso de México, en la fase 1 se indicaron medidas para prevenir y controlar los contagios en el país, entre las cuales se incluyen la extensión del período vacacional estudiantil, la Jornada Nacional de Sana Distancia y el Plan DN-III-E. De un total de tres fases epidemiológicas identificadas por las autoridades según el grado de transmisión de la enfermedad, el 24 de marzo se decretó la fase 2 que comprende la suspensión de ciertas actividades económicas, la restricción de congregaciones masivas y la recomendación de resguardo domiciliario a la población en general. El 30 de marzo se declaró una «emergencia sanitaria por causa de fuerza mayor» como consecuencia de la evolución de casos confirmados y muertes por la enfermedad, lo cual dio lugar a la ejecución de acciones adicionales para su prevención y control, y el 21 de abril dio comienzo la fase 3, mediante la cual se extienden las actividades de prevención y control realizadas en las anteriores fases al menos hasta mediados o finales de mayo. En donde las personas más vulnerables tienen que extremar precauciones, como son adultos mayores, mujeres embarazadas, diabéticos, hipertensos, enfermedades crónicas y personas con obesidad.  



Lo anterior, pone en riesgo a la mayor parte de la población mexicana ya que el 73% de la población adulta y el 35% de los niños y adolescentes tienen obesidad. (2019) 

México, ocupa el segundo lugar a nivel mundial en tasa de obesidad seguido por EE. UU, según la OCDE. Los mexicanos se llevan el primer lugar en la ingesta de refrescos en el mundo con un promedio de 163 litros anuales por persona.  


Las cifras son preocupantes. El estudio del Imco, arroja que existen en el país alrededor de 8.6 millones de diabéticos (equivalente a la población de Costa Rica y Panamá juntos, por ejemplo), de los cuales mueren más de 59 mil personas al año debido a este padecimiento, 45 por ciento de ellos en edad productiva. Así mismo, es imposible no aceptar que el sobrepeso y sus consecuencias, esto es, la diabetes y los padecimientos cardiacos, están ligados a la dieta, a los alimentos que el consumidor ingiere. La economía se basa en la elección libre del consumidor basada en el sistema de precios y en su presupuesto disponible. La mercadotecnia y las empresas saben que la decisión de los consumidores puede ser manipulada y dirigida. 


Las grandes franquicias siguen creciendo, como McDonald’s, Domino’s Pizza, KFC, Burger King, Walmart, Starbucks entre muchas otras marcas que se dedican a vender comida rápida y alimentos procesados.  


Los cambios que hemos visto en la dieta de los mexicanos en los últimos treinta años muy probablemente expliquen, al menos parcialmente, la pandemia de sobrepeso y sus enfermedades asociadas.  


La dieta del mexicano, ha pasado de ser rica en granos, cereales, frutas y verduras y baja en proteína animal, grasas saturadas y azúcares como predominó hasta la década de 1980, a una dieta completamente opuesta actualmente. 


El pasado 1 de octubre fue aprobada la Ley de etiquetado esto con la intención de disminuir el consumo en alimentos y bebidas no alcohólicas, que exceden niveles de calorías, azúcares añadidas, grasas y sodio establecidos por la Secretaría de Salud. 


Esta iniciativa es una herramienta, pero no la solución al problema que enfrentan los mexicanos con obesidad y sobrepeso. Sin duda, se tiene que incentivar el consumo de alimentos frescos, como frutas, verduras, granos y cereales que se producen en México.


bottom of page