Por Mouris Salloum George (*) 2 de julio de 2020
Cuando -a mitad de su sexenio- Enrique Peña Nieto sintió que no podía controlar el timón de la nave republicana, llamó a los compatriotas a un acuerdo por la Unidad y la dignidad nacional. Voz en el desierto.
Desde la transición presidencial de 2018, Andrés Manuel López Obrador convocó a los mexicanos a la reconciliación nacional, para darle soporte colectivo a la cuarta transformación. Oídos sordos, pero lenguas ruidosas.
Aunque no de manera explícita, esos llamados implicaban la posibilidad de un nuevo Pacto Social para los mexicanos. Ya no tendremos en México “otra Venezuela”
Como en 2006, contra el fantasma del bolivariano Hugo Chávez, en 2017-2018 se zarandeó el espectro del bolivariano Nicolás Maduro.
No queremos aquí otra Venezuela, fue la bandera que esgrimió estridentemente durante las campañas presidenciales, el dirigente nacional del PRI, el filósofo-economista Enrique Ochoa, para frenar el vertiginoso avance de López Obrador en la intención del voto.
Hace 48 horas, en sesión extraordinaria en San Lázaro para aprobar, sin quitarle una coma, las minutas del Senado sobre las reformas legislativas para alfombrar el sendero del nuevo-viejo tratado comercial con los Estados Unidos y Canadá, el mismo Enrique Ochoa, en su carácter de diputado tricolor, proclamó: El libre comercio unió a la izquierda, al centro y a la derecha.
La unanimidad de las bancadas en el pleno fue malograda por una abstención, voto pasivo de la dignidad: El de la diputada por Morena, Lorena Villavicencio.
Su coordinador Mario Delgado, de fierro itamita, en cambio, no cabía de júbilo: Las reformas caen justo en medio del impacto económico de la emergencia nacional sanitaria y cambiará las expectativas de los inversionistas hacia México: “Cuando hay diálogo, tenemos resultados”. (Aplausos en el lunetario y las galerías.)
Ahora sí, viene la reactivación económica.
Cerrados los santuarios católicos, la paz se pactó y, sin sana distancia, se saludó de mano entre las curules del Palacio Legislativo. La misa ha terminado: Dios bendiga a América.
Aunque no se crea, desde Washington hacen milagros: El T-MEC ayudará a México a “la reactivación económica”, juraron los coordinadores parlamentarios. ¿Será verdad tanta belleza? El tiempo lo dirá, más temprano que tarde.
(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.
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